domingo, julio 29, 2007

Six Degrees of Separation


Esta idea es una de las “teorías” que más me gusta, se basa en una serie de estudios realizados por un profesor de Harvard en 1967. La idea es que cada uno esta interconectado con el resto del mundo (sí, el resto de la tierra, cada uno de los casi siete mil millones de nuestros contemporáneos) en promedio a través de seis personas. La idea ha dado lugar a una teoría matemática/computacional más general, con “redes” y “grafos aleatorios” y otras cosas extrañas, incluyendo “small worlds”…

Suena un poco difícil de entender, pero les explico la idea. Piensen en cualquier persona que conozcan. La relación entre ustedes y esa persona es denominada de primer grado. Ahora piensen en una persona que este conocido conozca, vuestra relación con esa persona es denominada de segundo grado. Siguiendo con este razonamiento cada uno está relacionado con más y más gente a medida que permitimos relaciones de mayor grado. Y en el experimento del profesor de Harvard, resulta que las personas podían conectarse a través de seis personas en promedio, o dicho de otra forma, a través de seis grados de separación. ¿Se entendió?

El detalle es que el susodicho experimento no incluía a todo el mundo. Sería choro saber qué pasaría si se hiciera el experimento completo, esto es, considerando a toda la población de la Tierra. Supongo que el resultado sería mayor que seis, pero por otro lado no más que siete mil millones. (Aunque, pensándolo bien, algún ermitaño por ahí que no conozca a nadie aportaría con siete mil millones de relaciones de grado mayor que siete mil millones... En fin.)

Por otro lado, el avance de la tecnología y la cercanía de la gente a través de ésta debería tender a disminuir el grado promedio de separación (el estudio del profesor de Harvard se trataba de hacer llegar una carta a una persona específica, y la carta tenía que pasar de mano en mano). Se me ocurren algunas ideas para tratar de localizar al destinatario del experimento ficticio que, creo, no hubieran funcionado en 1967.

La idea me fascina, me encanta pensar que para alcanzar a cualquier ser humano en el mundo necesito sólo seis personas. Suena idiota la teoría o hasta un poco inverosímil pero de verdad que funciona. Por ejemplo, yo tengo dos grados de separación con Mr. Al Gore, un colega mío en la oficina lo conoció en una comida de negocios. A través de él, por ejemplo, podría llegar a toda la falange demócrata de los Estados Juntos. Igual heavy ¿o no? Y obviamente ustedes que me conocen a mí pueden llegar a ellos con un grado más de separación.

Cuando le conté al Dani que encontraba esta teoría realmente interesante, incrédulamente me empezó a preguntar por gente que el creía que podía estar separada de mí a más de seis grados. Después de pensarlo un rato (en realidad un par de segundos) lográbamos hacer el contacto. He aquí una pequeña lista de la gente que yo creo puedo alcanzar con a lo más seis grados (los contactos utilizados quedarán anónimos):

- Fidel Castro.
- Madona.
- Cualquier político en Chile.
- Cualquier farandulero en Chile.
- Roger Federer y cualquier miembro del top veinte del ATP.
- Bill Clinton.
- Lula da Silva.
- David Beckham.

Bueno, a lo mejor no conozco todo el canal de personas que necesito para llegar a ellos, pero se me ocurre al menos como llegar a su círculo cercano.

Claramente me costaría un poco llegar a algún miembro de una tribu en África, pero igual me impresiona que se me ocurran al menos cinco caminos distintos de no más de cinco personas para llegar al Duque de Edimburgo. A lo mejor a alguno de mis fieles lectores se le ocurre alguien (con alguna mínima posibilidad de ser contactado por mí) al cual no pueda llegar en menos de seis grados. Espero sugerencias...

domingo, julio 15, 2007

The Comeback!


Chuta que han pasado cosas desde la última vez que escribí. Nuestra vida ha estado un poco agitada en los últimos tres meses. Partamos por lo más importante: hemos recibido en nuestra familia un nuevo integrante, quien es de ahora en adelante (por al menos un tiempo) el más importante. El 22 de Abril de 2007 nació nuestro querido sobrino Ilancito, quien pesó 3 kilogramos 80 gramos y midió 40 cm. (¿ustedes creían que iba a ser pequeño?). Ese gran acontecimiento condicionó gran parte de lo que sucedió en los meses siguientes y de lo que voy a contar acá.



Luego de este lindo evento, nos fuimos a Chilito, me fui a Londres por trabajo, nos cambiamos de casa, fuimos a Canadá a ver al Ale (¡y a ver a la Rojita en la inauguración del mundial!), y la semana pesada fuimos al recital de Roger Waters… Uff, todo esto en tres meses, yo trabajando y el Dani estudiando. Para no aburrirlos con tanta cosa en este post, me voy a limitar a contarles las impresiones de nuestro viaje a Chile.

El viaje estaba programado desde hace tiempo, sabíamos que nuestro sobrinito nacería en Abril, así que para estar seguros de que íbamos a poder regalonearlo harto fuimos a conocerlo cuando ya tenía un mes de vida.

No habíamos vuelto a Chile en su buen tiempo, 10 meses habían pasado creo, y esta era la primera vez que pisábamos suelo nacional desde que me vine a los Estados Juntos. Es raro volver después de tanto tiempo, uno cree que todo va a estar distinto, como que no vas a sentir que es tu casa, pero nada de eso pasa, llegas al aeropuerto y te sientes como en casa. El acento, no tropical, se vuelve agradable al oído. Saliendo del aeropuerto Santiago te da la bienvenida, el olor a incendio es sorprendente (no piensen que me volví gringa ni nada, yo también molestaba al Dani cuando llegó a Santiago antes del matri y decía lo mismo, pero les prometo que el aire estaba asqueroso). Tengo que reconocer que fuimos en el peor mes del año, pero realmente no fue tan buena bienvenida y dudo que sea muy beneficioso para la salud.

Curioso como funciona el cerebro, yo esperaba que todo fuera raro, distinto, pero al contrario, todo me parecía familiar, las calles, los autos, la única gran diferencia es cuando uno pasa por el lado de algún lugar donde antes había una casa o nada y ahora hay un edificio completo. Es como si uno se hubiera quedado dormido por harto tiempo y despertado después de un sueño muy intenso. O cuando uno quiere acordarse de algo, el nombre del conserje del edificio, la calle que queda al lado de la casa de tu abuelita, es como que el cerebro necesita un tiempo para abrir los cajones donde están guardados los capítulos de “en Chile”. De todas formas lo interesante es que uno no se siente “extranjero en su propio país”, sino que es como sentirse en su casa, solo que después de un laaargo sueño.

La visita pasó volando, conocer al sobrino, visitar a la familia, estar con los amigos, comprar las cositas ricas que uno hecha de menos viviendo en los Estados Juntos (i.e. avellanitas, papayas confitadas, crema espesa, mostaza JB, jugo light rico, etcétera.), y reconfirmar las bondades de nuestro hermoso país. Robo incluido.

Lo increíble es lo rápido que pasa el tiempo, y lo poco que uno descansa (con un horario más ajustado que visita de estado), uno no hace ni la mitad de cosas que quiere hacer y en el avión de vuelta uno se da cuenta de todo lo que no se le ocurrió hacer.

Conclusión, a hacer ejercicios mentales para que no me cueste tanto acordarme de las cosas la próxima vez que vaya. Por el momento Chilito se sigue sintiendo como mi casa, aún cuando al volver a EEUU uno se siente volviendo a su casa. Raro esto de estar repartido por el mundo, lejos de la familia y los amigos, pero al mismo tiempo feliz con la experiencia que se está viviendo. Supongo que les pasa a todos los patiperros.