sábado, diciembre 23, 2006

¿Taxónoma reprimida?


Como conté hace algunos post, Ithaca es una ciudad que está bastante inmersa en la naturaleza, con árboles por todos lados y harto, harto verde (o blanco en el invierno). Tal vez sea por estar inmersa en este tipo de ambiente, o por seguir una vocación reprimida, que me he vuelto muy observadora de mi entorno. Esto último me ha llevado a codificar todos aquellos animales que viven cerca de nuestra casa.

Probablemente viviendo en Santiago uno no se dedica a eso. No me imagino codificando a una paloma, quizás porque es igual a todas las cientos de palomas que hay en la ciudad. Pero acá mi vocación científico-biológica se despertó y me ha vuelto una Darwina.

Partamos por lo primero. Justo al frente de nuestra casa hay un árbol bien grande que alberga a una ardillita (Sciurus Niger) que es bien bonita y nos acompaña todas las mañanas mientras tomamos desayuno. La hemos apodado “Chipand Dale”. Mr. Dale pasa sus horas saltando de rama en rama buscando alimento para guardarlo para el invierno (que aún no ha llegado en plenitud) y volando de rama en rama para hacer ejercicio. Lo más chistoso de todo es que yo no me imaginaba que las ardillas eran territoriales pero nos ha pasado que la vecina le tira pan y otras cosas a Chipand y llegan otras ardillas del barrio a comer. Mr. Dale tiene muy mal humor y las persigue echándolas de su territorio a lo más “El Tigre y el Dragón”. Yo no sé cómo no se caen al suelo.

Siempre me han impresionado en los Estados Juntos las ardillas, cómo están inmersas en la ciudad. Las encuentro tan bonitas y tiernas, que como que se me olvidan que son roedores. ¿Se imaginan estando sentado en alguna plaza en Santiago diciendo “¡mira que lindo y tierno ese guarén!”?

En segundo lugar, nos visitan con menos frecuencia Mr. y Mrs. Blue, dos pájaros que en mi opinión son bastante tropicales, con plumas azul índigo, carita blanca y cresta de plumitas negras. Como que no calzan en el medio ambiente de esta zona, frío y nevado en el invierno. También, pero aún con menor frecuencia, nos visita Mr. Red, otro pájaro de las mismas características pero rojo y más pequeño, que en mi opinión también pertenece más a una selva tropical que a la zona. Creo que estos pájaros deben pertenecer a algún investigador en Cornell que los modificó genéticamente para que salgan a pasear y vuelvan a su jaula después de unas horas. Igual son bien bonitos y es choro ver cómo persiguen a Chipand cuando anda con algo para comer.

En último lugar, pero no menos importantes, están los hermosos Bambis, los venados que algunas mañanas nos honran con su presencia y compañía. Son bonitos, parecen inofensivos y suaves, pero ya varias veces me ha pasado yendo a buscar al Dani que se me aparecen en la mitad del camino. No sería nada de lindo chocar con uno de ellos, porque me daría mucha pena matarlo, pero sobre todo porque no tienen seguro y son tan grandes que es casi como chocar como un auto. ¿Un posible negocio? Mmm… lamentablemente Bambi no tiene dirección permanente.

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