jueves, agosto 10, 2006

El Orden Comienza


El Dani había guardado sus cosas (que principalmente eran cosas de cocina, baño y algunos muebles) en una bodega que le prestaron en el mismo complejo de edificios. Luego de las 15 horas en el avión, y las 5 horas manejando comenzamos a sacar las cosas de la bodega.

Sé que suena descabellado después de un viaje de 20 horas comenzar a sacar las cosas de una bodega para llevarlas al departamento, por qué mejor no descansar un ratito, comer algo o incluso sacarlas al día siguiente, eso sería una buena idea si es que en el lugar donde van a descansar o comer hubiera algo. Pero les quiero recordar que, aparte de una mesa, dos sillas y una cama tamaño full (todos arrendados), no había absolutamente nada de nada en el departamento. Así es que con la excusa que siempre usa mi papá: “Son jóvenes mijita” comenzamos la ardua tarea de desarmar la bodega y convertir el departamento en un lugar vivible.
Vale la pena explicar que donde estamos viviendo es un complejo de edificios relativamente grande, hay como 15 bloques con 6 departamentos cada uno, nosotros vivimos en el bloque O y el Dani había guardado las cosas en una bodega del bloque H. Así es que había que caminar unos cuantos pasos para llevar las cosas desde la bodega al departamento. Optamos por lo fácil y usamos nuestro auto, el Tortu de ahora en adelante (para los mal pensados se llama Tortu no por que ande lento, ya? Es por la forma que tiene, el color y una alusión a mi película preferida: "Buscando a Nemo").

Después de 3 viajes en el auto y un par de horas de sudor y sacrificio, sólo hacían 30 grados con una sensación térmica de 35, logramos llevar todas las cajas, muebles y otros al departamento… Ahí comenzó el desastre...
De los días que pasaron entre eso y la luna de miel, no me acuerdo bien, sólo se que era ordenar, comer, comprar cosas varias que se necesitaban y dormir. El problema es que nosotros ordenábamos de manera lineal y el desastre, a medida que pasaba el tiempo, crecía de manera exponencial... Se podrán imaginar cómo después de un par de días, el nombrado hogar dulce hogar parecía más un campo de batalla, con absolutamente todas las cosas en un desastre permanente, que una casita decente... Hogar, no tan dulce hogar...

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